SAN ZAPATERO Y SAN RAJOY PATRONOS DE CADIZ.
“EL PADRE NUESTRO”


BAJO LA INTERVENCIÓN DE NUESTROS

MODERNOS PATRONOS PADRES LISTOS

QUE ESTÁIS EN EL LIMBO

SACRILICADOS TENGAN SU NOMBRE

HÁGASE LA VOLUNTAD

AQUÍ EN MI TIERRA EN VEZ DEL CIELO.

NO ME NEGUEIS EL PAN DE CADA DIA

Y PERDONAD MIS DEUDAS

LO MISMO QUE HABEIS HECHO CON LOS BANQUEROS

NO ME DEJEIS CAER EN LA TENTACIÓN,

Y BUSQUÉNME UN CURRO YA PORQUE VOY A EXPLOTÁ. Amen.

Ésta oración elevada piadosamente 4 veces al día, en tiempo no muy lejano, da su fruto y obra el milagro que se reduzca el paro en la ciudad a más de la mitad. ¡Amén!

viernes, 3 de agosto de 2012


CURIOSIDADES GADITANAS: EL PIRATA DE CADIZ.

Durante los siglos XVll y XVlll  toda la zona del Caribe y de los Mares del Sur junto con Cádiz (España) era los puntos calientes de la piratería occidental. La piratería occidental estaba basada esencialmente en los negocios, la riqueza y el poder. En otras zonas del Globo la piratería se ejercía de forma más dilatada ya que se pirateaba por asuntos religiosos, creencias esotéricas, ambiciones territoriales y políticas al amparo de arcaicas tradiciones aunque en el fondo no dejaba de ser piratería y de emplear los mismas “leyes” marineras que los piratas del triángulo del Caribe-Mares del Sur - Cádiz.   

De ése triángulo occidental reseñado, Cádiz, representaba y era el puerto más importante  para los negocios de los piratas. Ya que en nuestra ciudad se vendían y cambiaban las mercancías rapiñadas que más tarde iban destinadas al resto de Europa. La Ciudad de Cádiz en esos siglos mantenía el monopolio de las nuevas tierras descubiertas y toda mercancía -sea cual fuere- joyas, oro, plata, perlas preciosas y dinero pasaba por el puerto gaditano por su importante núcleo de comerciantes y extranjeros navieros organizados escrupulosamente para tales menesteres. Se puede decir, porque así fue, que Cádiz entonces, era el puerto más importante del mundo por su privilegiada situación geográfica y por el enorme tráfico que absolvía.    

Actualmente circula una inconcreta y desmenuzada leyenda sobre un pirata gaditano que tras de sí, arrastra una bella y romántica historia. Un pirata de Cádiz, olvidado y desconocido que, levemente está saliendo a la luz gracias al trabajo y al tesón de una serie de personas e investigadores que se están tomando interés en darnos a conocer la historia de nuestro paisano pirata.

Esta historia romántica del pirata paisano la conocía ya. Me la contó el poeta cordobés Ricardo Molina en el primer año de mi salida en carnaval en 1967. Me presentaron a Ricardo como poeta muy vinculado a Cádiz de la que se sentía profundamente enamorado, así como de su Historia. El carnaval en el 67 lo habían trasladado a mayo por cuestiones políticas y una noche romántica y perfumada de azahares y yodos marineros al compás de bombo y platillo de mi comparsa “Los Maniseros Cubanos” retozamos por todo Cádiz cantando, bebiendo, riéndonos  pasándolo en grande mezclados y rebujados con el pueblo llano.

El poeta cordobés lo estaba pasando de maravillas con el baño de multitudes que nos estábamos dando todos con el Primer Premio conseguido en el Concurso del Falla. Me dijo sentirse muy feliz porque el carnaval era una antigua pasión que nunca había vivido…”es una eclosión de todo lo imperfecto, pero pasado por el tapiz del arte”  “ Es mucho más profundo y sentencioso de lo que yo me esperaba” y así, como así, fuimos entrando y saliendo de todos los sitios vaso en mano en conversación amena y variada donde demostraba fehacientemente sus conocimientos que tenia de las cosas de Cádiz.   

Ricardo estuvo tres días en la ciudad, y tres días que nos fuimos de parranda con la agrupación ya que estaba asegurada la risa y la alegría. Un días antes de marcharse para su Córdoba sultana y mora, mientras la comparsa cantaba en el Restaurante el Anteojo, reclinado sobre la balaustrada de la Alameda Apodaca, rendido ante el paisaje histórico y real que contemplaba; me contó ésta historia del pirata gaditano…

Hacia principio del siglo XVlll la piratería en Cádiz estaba de tal manera establecida y tolerada que el pueblo la aceptaba sin traumas ni rechazos ya que no veía mal que la gente se dedicara a ese “trabajo” Al fin y al cabo gracias a la “piratería” comían y hacían negocios los ricos comerciantes y ellos mismos que les trabajaban como “porteadores” ó vigilantes de sus mercancías. Era corriente y común que los “porteadores más audaces” formasen sus cuadrillas prestos a todo trabajo de trapicheo que les daba buenos beneficios. Las cuadrillas de “porteadores” estaban formadas por gente joven fuertes y valientes aventureros. Ya de mayor; se enrolaban en una goleta o un bergantín para recorrer el mundo..

“EL Antulo” que así llamaban al Pirata gaditano buscó su cuadrilla de porteadores y fue ganando terreno en la piratería. Ya de mayor, se enroló en un bergantín pirata que iba y venía del Caribe y de los Mares del Sur a trapichear con las mercancías procedentes de sus hazañas. Por sus dotes de mando y fuerte personalidad se hizo con un velero-bergantín, escogió su propia tripulación, marcó las pautas y se hizo a la mar en busca de aventuras. En una de sus arribadas a Cádiz, su tierra natal, conoció a una mujer joven de la cual quedó profundamente enamorado. Mujer que en el próximo viaje de vueltas sería su esposa para siempre.

El pirata gaditano conocía una pequeña isla desierta donde estaba enterrada una fabulosa fortuna. Con su bergantín puso rumbo a la isla para rescatar el tesoro. Pero antes de llegar a la isla una tormenta tropical parte en dos la nave engulléndosela el mar. “El Antulo” aferrado a un objeto flotante a los dos días se encuentra dormido en la playita de la isla del tesoro. Allí pasa algún tiempo hasta que por fin un día en la lejanía se divisa un barco… casualmente el barco iba para Cádiz, se hace el trato del viaje, paga, y el “Antulo” se embarca como pasajero dejando en la isla su ansiado tesoro. Y todo: sin hablar una sola palabra de ello.     

Vuelto a Cádiz se casa con su enamorada mujer y ambos hablan de un proyecto de construir en Cádiz una casa inspirada en el mar para formalizar una vida familiar. En un acto de infinito amor y de generosidad El “Antulo” le entrega a su esposa una importante cantidad de dinero y lingotes pequeños de oro y se marcha de nuevo para la isla, no sin antes prometerle: -que éste sería el último y definitivo viaje. Y que a la vuelta serían muy Felices.-

El “Antulo” alquiló una goleta en el puerto gaditano, seleccionó su tripulación con gente de su antigua cuadrilla de porteadores ya hechos y consagrados como lobos de mar y partieron con rumbo a la Isla prometida para rescatar el tesoro.

Dos años tardó en regresar a Cádiz victorioso y eufórico con su botín ganado con muchos sudores y esfuerzos. La casa ya estaba construida donde le esperaba su amada esposa ansiosa por su regreso. El “Angulo” se apartó de su “negocio” del mar y vivió una vida sedentaria junto a lo que más amaba en la vida. No pudieron disfrutar mucho tiempo de su nueva casa marinera ya que la esposa falleció a los pocos meses de una terrible enfermedad.  

Y como le había prometido en vida, la enterró con parte de la fortuna traída del Caribe como  homenaje póstumo a su eterno amor. Circulando los rumores por Cádiz del entierro de la mujer del “Angulo” que había sido sepultada con abundante oro y perlas preciosas. Poco tiempo faltó para que la tumba fuese asaltada y ultrajada robando los ricos tesoros que adornaban el sueño infinito de su amada y querida esposa.

Como un loco desesperado el “Angulo” recaba información en el submundo pirata hasta que se entera que tres de sus antiguos porteadores de su cuadrilla habían sido los responsables. Uno a uno los fue liquidando sin piedad haciendo justicia por su cuenta.

Marcado por el delito, la justicia lo encierra en una mazmorra insalubre y oscura y allí permaneció hasta el día de su muerte…

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